lunes, 20 de enero de 2020

Leon Tolstoi


"Yo pienso...Que si hay tantas opiniones como cabezas, hay igualmente tantas maneras de amar como corazones"

Esta es una de las más famosas citas del conocido autor ruso Leon Tolstoi. Con esta frase podemos vislumbrar al tipo de hombre que Tolstoi era. Un hombre con una mentalidad muy avanzada para su época, que se ha planteado a lo largo de su vida temas que no eran propios de aquel tiempo pero que a él le llevaron a grandes reflexiones filosóficas. Con esta simple frase hace una gran comparación entre la cabeza y el corazón. Que si bien es cierto que los diferencia, son en realidad iguales. Y que si cada cabeza piensa de una manera, por lo tanto, también cada corazón siente de una manera. Lo que inevitablemente nos lleva a distintas formas de pensar y de amar.


Leon Tolstoi (Liev Nikoláievich Tolstoi) fue un escritor ruso que nació el 9 de septiembre de 1828 en la propiedad familiar de Yásnaia Poliana (sur de Moscú). Tolstoi era hijo del conde Nokolai Ilich terrateniente, y de María Nikolaievna, princesa Volkonskaia.

Su primera infancia transcurrió en Yásnaia Poliana. En 1830 fallece su padre y cuando tenía nueve años, murió su madre. Los hermanos Tolstoi fueron confiados a la tutela de dos tías paternas y en 1841 pasó a vivir con una de ellas en la ciudad de Kazán. Recibió así educación de tutores franceses y alemanes y a los 16 años entra en la Universidad Kazán, donde cursó estudios de lenguas y leyes. En el año 1851 se incorporó al ejército y entró en contacto con los cosacos, que se convirtieron en los protagonistas de una de sus mejores novelas cortas, Los cosacos (1863). Como militar, participó contra los guerrilleros tártaros en los límites del Cáucaso y en la guerra de Crimea, en 1853.
Después, en 1856 se trasladó a San Petersgburgo y realizó innumerables viajes por el extranjero,  visitando escuelas alemanas y francesas. Y, más adelante, en Yásnaia Poliana creó para sus campesinos escuelas y centros de trabajo.
En 1862, se casó con Sofía Andréievna Bers, miembro de una culta familia de Moscú y durante los siguientes quince años formó una extensa familia (tuvo quince hijos).

Desde su juventud se esforzó por contribuir de manera práctica a la instrucción pública. De hecho, la idea que inspiró su primer libro "Las cuatro épocas del desarrollo" es profundamente simbólica. En dicha obra se propuso describir el proceso de formación del carácter del hombre, desde los primeros años, cuando comienza la vida espiritual, hasta la juventud, cuando esa vida ha adquirido su forma definitiva. Y además concluyó una obra autobiográfica, Infancia en 1852, a la que siguieron otras dos, Adolescencia (1854) y Juventud (1856).

Sus dos novelas principales son: Guerra y Paz (1865-1869) y Ana Karenina (1875-1877). Guerra y paz es un retablo de la vida rusa durante las guerras de Napoleón, siendo su obra maestra. Por otra parte, Ana Karenina, es una novela de costumbres de la sociedad rusa cuyo propósito moralizador no prevalece sobre su valor artístico.

Con 82 años, atormentado por la disparidad entre sus criterios morales y su riqueza material, y por las disputas con su mujer, que se oponía a deshacerse de sus posesiones, Tolstói, acompañado por su médico y la menor de sus hijas, se marchó de casa a escondidas en medio de la noche. Tres días más tarde, cayó enfermo de neumonía y, el 20 de noviembre de 1910, falleció en una estación de ferrocarril en Astápovo (hoy Lev Tolstói), provincia de Lípetsk. Fue enterrado sin ninguna ceremonia religiosa en una pequeña loma cercana a Yásnaia Poliana, el día 22 de noviembre de 1910. En el año 2001, un biznieto de Tolstói solicitó a la iglesia ortodoxa rusa la revocación de la excomunión pronunciada contra el escritor ruso. Fue excomulgado en 1901 por la visión del cristianismo que daba en sus obras.


viernes, 10 de enero de 2020

Charles Dickens


"Cada fracaso enseña al hombre algo que necesitaba aprender".
Esta es una de las frases más representativas o características de Charles John Huffam Dickens. Ahora veremos por qué.
Charles fue un escritor británico que nació el 7 de febrero de 1812, en Portsmouth, en el seno de una familia humilde. Hijo de John Dickens, oficinista de la Pagaduría de la Armada en el arsenal del puerto de Portsmouth, y de Elizabeth Barrow. Pasó la mayor parte de su infancia en Londres y Kent, lugares que aparecieron con frecuencia en sus obras.

Comenzó a asistir a la escuela a los nueve años de edad, pero sus estudios quedaron interrumpidos cuando su padre, un pequeño funcionario que fue encarcelado, en 1824 por no pagar sus deudas.
Con once años tuvo que ponerse a trabajar en la empresa londinense Warren's boot-blacking factory, una fábrica de betún para calzado, ubicada cerca de la estación ferroviaria Charing Cross. Esta experiencia, que más tarde describiría en su novela David Copperfield (1849-50), le produjo una sensación de humillación y abandono que le acompañó durante el resto de su vida. Entre 1824 y 1826 asistió de nuevo a la escuela, aunque la mayor parte de su educación fue autodidacta.
En 1827 consiguió un trabajo como secretario legal y, tras estudiar durante un breve periodo de tiempo el oficio, se convirtió en periodista en el Parlamento. En esa época conoció a María Beadnell, pero su familia lo rechazó como pretendiente por lo que tras cuatro años de relaciones, se separaron. Para entonces ya estaba trabajando como reportero en una publicación de su tío, The Mirror of Parliament, y para el periódico liberal The Morning Chronicle.
El éxito de este libro, titulado Los apuntes de Boz (1836), le permitió casarse con Catherine Hogarth en ese mismo año.
En 1842, impartió seminarios en los Estados Unidos en favor de un acuerdo internacional sobre propiedad intelectual y en contra de la esclavitud. En 1843 publicó Canción de Navidad, que se convirtió rápidamente en un clásico de la narrativa infantil. La incompatibilidad de caracteres y la relación del autor con la joven actriz Ellen Ternan, llevaron a la disolución de su matrimonio, en 1858, fruto del cual habían nacido diez hijos. En 1869 preside el Birmingham and Midland Institute.

Charles Dickens murió en Gad's Hill Place, Higham, Kent, Inglaterra, el 9 de junio de 1870 tras sufrir una apoplejía y fue enterrado cinco días más tarde en la abadía de Westminster. 

domingo, 5 de enero de 2020

Una cosa es el querer y otra es el poder


¿Qué somos y no capaces de hacer, hasta dónde podemos llegar? ¿Cuál es nuestro propio límite? ¿O esque podemos sobrepasar dicho límite? Esta es una reflexión sobre el poder que nuestra mente logra ejercer sobre nosotros mismos. Cómo el no saber hasta dónde podemos llegar, el no conocer nuesros límites puede destruirnos tanto física como psicológicamente:


"Querer es poder", tantas veces hemos escuchado esta afirmación que hemos llegado a un punto en el que incluso nos lo llegamos a creer. ¿Pero hasta dónde podemos decir que es cierta esta frase que tanto hemos escuchado?
Si yo quiero volar, entonces puedo hacerlo.
Si quiero respirar bajo el agua, entonces puedo hacerlo.
Si quiero no respirar y sobrevivir, puedo hacerlo.
Bien, en ese caso te reto a intentarlo. Y sin si quiera haberlo visto, sé que no has sido capaz de hacerlo.
Queda desmentida por tanto la creencia inicial, aunque sé que tal vez haya sido demasiado extremista, pero es que por mucho que un pez quiera vivir fuera del agua, éste no podrá hacerlo.
Mentimos a los niños, desde que son pequeños, tanto en el colegio como en casa, para que crean que son capaces de todo, que se sientan invencibles, que piensen que van a conseguir todo lo que se propongan, independientemente de lo que se trate. Les enseñamos que no hay obstáculo lo suficientemente grande como para poder frenarlos, echarlos hacia tras. Les decimos que son lo suficientemente fuertes como para superarlo todo. Nuestros padres lo hacen inconscientemente desde el cariño, tratando de hacernos sentir especiales, luego están los profesores, que nos quieren invictos y en la cima de la montaña y luego los amigos, que nos animan a saltar desde cualquier sitio.
Si no engañamos a los críos diciéndoles que no hay obstáculos, ¿Por qué si lo hacemos adoctrinándolos para que se crean con capacidad de poder hacerlo todo? Eso solo los ingenuos osan creerlo. Y es que si solo enseñamos gloria, ¿Cómo pretendemos poder superar las derrotas? Porque las hay, al igual que existen muros que no podemos escalar, o vayas imposibles de saltar.
Luego existen las depresiones, los suicidios, el dolor y el sufrimiento, cuando nos damos cuenta de que la vida a veces puede con nosotros y que en innumerables ocasiones por mucho que queramos, no podemos. Nos empeñamos en intentarlo, una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez y... nos cansamos. De pelear, de saltar, de esquivar, de luchar. Pero como nunca nos lo han enseñado solo nos quedamos estancados, en ese algo que quisimos y no pudimos.
Cuando lo que tenía que haber pasado es que tras todos esos intentos, con tanto o más fervor que antes tratáramos de encontrar un nuevo camino, otra solución. Solo había que mirarlo desde otra perspectiva, con más visión, con otro ángulo. Pero esto solo puede pasar si te das con el obstáculo de bruces y en vez de ser tan cabezota y obstinado simplemente eres tenaz y persistente. Un pequeño juego de palabras que significan cosas muy distintas.
En vez de decir querer es poder debemos aprender que lo que queremos, tal vez, podamos conseguirlo, si no es un imposible y con ayuda de la perseverancia. Pero también debemos saber cuando tenemos que retirarnos, porque hay batallas que no son nuestras, guerras que no debemos luchar, cosas que no debiéramos enfrentar, porque quizás no estemos preparados para ello.
Cada uno tiene su camino y ahora, nunca mejor dicho, que cada uno haga lo que pueda, si quiere. El verdadero poder es conocernos a nosotros mismos, así como nuestras limitaciones.

Capote

"Antes de negar con la cabeza, asegúrate de que la tienes" Truman Capote. En efecto esta es una de sus frases más conocidas ...