martes, 10 de marzo de 2020

Capote


"Antes de negar con la cabeza, asegúrate de que la tienes" Truman Capote.
En efecto esta es una de sus frases más conocidas entre otras muchas y es que Truman era un hombre que por encima de todo valoraba la inteligencia. Era un hombre pensativo y creativo, que valora los modales y viste elegante. De hecho en numerosas ocasiones ha sido comparado con un gato por su forma de ser.


Truman Capote es un escritor estadounidense que nació el 30 de septiembre de 1924 en Nueva Orleans, Louisiana y falleció el 25 de agosto de 1984 en Los Ángeles.
Su infancia transcurrió en las granjas del mítico sur estadounidense. Según confesión propia, comenzó a escribir para paliar el aislamiento en el que transcurrió aquel tiempo. Cursó estudios en el Trinity School y la St John's Academy de Nueva York. Cuando su madre se casó por segunda vez con Joseph García Capote, abandonó sus apellidos Streckfus Persons y tomó el de ese hombre. Con 17 años era un periodista consumado asegurándose un empleo en la exclusiva revista 'The New Yorker'.
A los 21 abandona la redacción y publica un relato "Miriam" en la revista 'Mademoiselle' que es distinguido con el Premio O'Henry. La crítica, que le aplaude sin reservas, le considera un discípulo de Poe y habla de su estilo como "gótico introspectivo". Con 23 años se edita su primera obra, Otras voces, otros ámbitos (1948) que fue una de las primeras novelas que plantearon abiertamente el tema de la homosexualidad.
Otros de sus escritos son: Un árbol de noche y otros cuentos (1949), El arpa de hierba (1951), Se oyen las musas (1956) y Desayuno en Tiffany's (1958). Su novela más famosa es A sangre fría (1966), que narra el asesinato de los cuatro miembros de una familia de Garden City, Kansas; fue llevada a las pantallas en el año 1967 por Richard Brooks. Vendió más de trescientos mil ejemplares y estuvo en la lista de los libros más vendidos del New York Times durante treinta y siete semanas.
Tras pasar el resto de los años 40 viajando por los países ribereños del Mediterráneo, en la década de los 50 Capote reanuda su actividad periodística como entrevistador de la revista 'Playboy'.
Es autor de los ensayos titulados Música para camaleones (1980) y del guion para el musical Casa de las flores (1954). También colaboró en la escenografía de la película La burla del diablo (1954).



La violencia impregna todas y cada una de las obras de Truman, pero es que estas pretenden ocultar además algo mucho más profundo. Capote emplea esa gran cantidad de violencia para explicar cómo en realidad no existe la libertad absoluta a la hora de decidir o elegir, cómo todo no sería más que una falsa ilusión. Ya no solo la libertad del ser humano como persona, sino también la de los propios escritores. Cómo de alguna forma están obligados a escribir un género determinado o sobre algo preparado, cómo en realidad no se les permite dar rienda suelta a lo que desean, en su más profundo ser, transmitir. En vez de eso escriben cosas superficiales que a los lectores les gusten, libros que se hacen a la carta en vez de autores que dejan una parte de ellos en sus obras. Eso es en parte de lo que realmente Truman está hablando y de lo que ninguno nos percatamos.
Capote escribe sobre un tema que es ciertamente peligroso, con el que hay que tener cuidado y andarse con pies de plomo, tienes que ser muy bueno para hablar de la violencia con tanta soltura y naturalidad como para hacerla parecer arte. Pero ese es Truman, inteligente y elegante. Escribe con toda su pasión y a su vez lo hace con un control envidiable. Sus sabias palabras no brotan de sus labios como un río, no es un mar que desborda, sino un preciso gotero del que todo el mundo quiere beber, y eso, señoras y señores es lo que le hace tan especial.
El autor que escribe sobre la violencia tiene un gran peso sobre sus hombros y grandes expectativas también, nunca sabes cuál es la medida perfecta, la cantidad justa, la sangre necesaria. Hay que ser muy frío para llegar a tanto y lo suficientemente cálido como para entenderlo.

jueves, 5 de marzo de 2020

Empatía


Me he planteado durante esta semana infinidad de cosas, que me han hecho llegar a la conclusión de que el mundo en realidad se mueve por la empatía. Lo único que nos hace ser humanos es esa empatía. Tras mi reflexión decidí dejar aquí un pequeño ensayo con mi opinión al respecto:
Desde que somos pequeños nos enseñan a empatizar, nunca me había parado a pensar por qué. Pues bien, en realidad es alto tan esencial casi como respirar. Hay muchos libros, infinidad de ellos, en los que algún personaje no se pone en el lugar de los demás y eso le hace terriblemente insensible y asquerosamente egoísta. Sin la empatía dejaríamos de ser humanos, no podríamos vivir en sociedad, se desataría el caos, ya que cada uno haría lo que quisiera, sin tener ni lo más mínimo en cuenta a los demás. La falta de empatía nos hace peligrosos, y es precisamente ese miedo lo que nos hace tratar esa falta de tacto como si de una enfermedad se tratara.
Esa es la importancia de desarrollar la empatía en los niños, pues sin ella, nada sería como conocemos hoy en día. El trabajo en equipo sería imposible, la familia innecesaria, los amigos inexistentes, el amor impensable. Estoy segura de que esta no es la sociedad que queremos, por eso tratamos de inculcar esta parte humana en los más pequeños.
Pero desgraciadamente, tenemos también en este caso el doble filo, pues en caso de desarrollar excesivamente la empatía estaríamos convirtiendo a los niños en sufridores. Un exceso de empatía puede hacernos esclavo de los demás, porque podemos llegar a tal punto de hacer lo que sea con tal de que los demás estén felices. De todas formas, incluso en esta otra cara de la moneda es posible ver algo bueno, pues al ser tan empáticas las personas pueden llegar a sentir lo que otras personas están sintiendo. Y no estoy hablando de alguna clase de superpoder, sino de algo real, cotidiano. Es tan fácil como que cuando alguien sonría tú lo hagas también, que cuando alguien se ilusione tu lo apoyes, que cuando alguien se enamore lo felicites, que un abrazo se corresponde con otro y nunca se niega un beso, sino que se devuelve.
Es muy fácil ser personas felices, solo hace falta la empatía suficiente como para compartirlo con la gente y a su vez saber cuando la empatía te está jugando una mala pasada. Que el odio de otros no te vuelva insoportable, que su tristeza no te haga llorar, que su envidia no consiga que tus dientes chirríen.... 
Todos podemos hacerlo, solo hay que esforzarse un poquito.

jueves, 20 de febrero de 2020

Nabokov



Vladimir Nabokov es un escritor ruso que nació el 23 (se dice también que el 22) de abril de 1899 en la casa de campo de la familia, Vyra, en la provincia de San Petersburgo, atendido por un ejército de más de 50 criados y pasó su primera infancia educado por institutrices inglesas y francesas, que serían sustituidas más tarde por preceptores rusos y alemanes. Es hijo de Vladimir Dmitrievich Nabokov, jurista y estadista, hijo de un ministro de Justicia bajo los zares y de la baronesa María Bon Korff, de hecho, me resulta curioso que heredara de su padre la pasión por las mariposas y el ajedrez.
Cursó estudios en el Prince Tenishev School entre 1910 y 1917, y en el Trinity College, Cambridge en 1922. Para escapar a la revolución bolchevique salió junto a su familia de Rusia (1919) y se radicó en Berlín, Alemania y para ganarse la vida enseñó inglés, fue profesor de tenis, y también creó crucigramas para el periódico ruso Rul de 1922 a 1937. Se forjó cierta reputación como escritor de ficción (en ruso) bajo el seudónimo de, V. Sirin. El joven exiliado comenzó a labrarse fama como escritor entre la colonia de exiliados rusos. También de entonces data su matrimonio con Vera, una rusa de ascendencia judía y su compañera de por vida.

 Después se trasladó a París (1937), entonces huyendo de los nazis y más tarde emigró a los Estados Unidos con su esposa e hijo (1940). Enseñó en Stanford durante el verano de 1941 y en Wellesley (1941-48); como especialista en mariposas. A partir de 1948 hasta 1959 dio clases en Cornell. Hablaba inglés desde que su niñez pero no comenzó a escribir en este idioma hasta después de su llegada a los EE.UU.

Su obra incluye poesía, ficción, drama, autobiografía, ensayos, traducciones, y crítica literaria, así como trabajos sobre mariposas y ajedrez. Es popularmente conocido por su novela, Lolita (1955) extraordinaria novela, donde Humbert, un hombre mayor, se enamora de una niña de 12 años, Lolita, y la seduce. Los editores americanos temieron lo peor y tardaron en publicarla. Apareció primero en Francia, y tras diversos escándalos y la publicidad que obtuvo, salió en USA (1958), donde consiguió un éxito perdurable. Escribió además Pálido fuego, Ada o el ardor, ¡Mirad a los arlequines! o La dádiva que figuran entre las obras maestras de la literatura de todos los tiempos. Muchos críticos y moralistas atacaron a su novela Lolita que se convirtió en un bestseller tras publicarse cuando ya había cumplido los 56 años y que le dio el reconocimiento y la fama internacional. En 1959 se estableció en Suiza. Y falleció el 2 de julio de 1977, en Montreux, Suiza.



Respecto a su obra Lolita:

Hoy en día ya está mal visto, pero no hace tanto tiempo que podía ser perfectamente normal encontrar a una niña, saliendo con alguien del doble, o incluso en ocasiones el triple, de su edad. Antiguamente encontrábamos matrimonios por conveniencia en los que nada más nacer ya le pertenecías enteramente a otra persona. Y no era raro encontrar a niñas embarazadas o ya con hijos, cuando tal vez aún no se habían si quiera terminado de desarrollar.
Este hombre en su libro lleva a cabo una sexualización de la mujer. Viéndola únicamente con ojos perversos del ámbito sexual. He captado el trasfondo de la misoginia en las palabras de este autor y es que no es el amor hacia la mujer lo que impulsa sus palabras, sino esa necesidad, la atracción hacia las "nínfulas" como el suele llamarlas. Describiendo a la mujer como se hacía antes, como un pecado, como un pequeño demonio que tiene un cuerpo de infarto.
En este libro en concreto se toma a la ligera esta sexualización, el personaje principal, en la mayoría de las ocasiones no se da cuenta de que lo que tiene es una enfermedad mental real, que le hace ver cosas que no son reales, como por ejemplo el lado erótico de una pequeña niña. Y una vez más la mujer es vendida como si se tratara de un juguete sexual, como si su existencia se redujera a hacer sufrir a los hombres, mostrándonos ese lado tan duro de la sociedad que hace que las chicas no seamos consideradas humanas.  
Lo peor es que ahora vociferamos nuestra igualdad, celebramos que todos somos iguales y en realidad aún quedan cosas, tan arraigadas que ni si quiera nos damos cuenta de ello. Aún nos queda un largo camino que recorrer, muchas huellas que dejar en este camino y por supuesto infinidad de muros por derribar, pero hoy centrémonos en hacer conscientes a todas esas niñas que creen ser amadas y en realidad solo están siendo utilizadas. Este no es un libro, es la realidad descrita con tinta en hojas de papel.  


lunes, 10 de febrero de 2020

Bertha Von Suttner


He tenido el placer de leer un pequeño ensayo sobre el Bertha Von Suttner y el pacifismo y tengo la enorme tentación de comentarlo, pero antes debiera poneros un poco en situación con una breve biografía sobre nuestra protagonista de hoy.
Bertha nació en Praga, el 9 de junio de 1843 y falleció en Viena, Austria-Hungría, el 21 de junio de 1914. Fue una novelista austríaca, reconocida por su infatigable labor como pacifista que dedicó la mitad de su vida a luchar por la paz, emprendió una actividad cotidiana para crear conciencia sobre la importancia de tribunales dé arbitrio internacional y denunciar el peligro del armamentismo ligado a los nacionalismos que comenzaban a surgir en Europa. También vinculó el tema de la violencia con las condiciones sociales de existencia, influida por la lectura de Tolstoi; y rescató el internacionalismo liberal kantiano o su pacifismo democrático, como una filosofía posible.
Bertha nació siendo Condesa de Kinsky. Educada por un tutor que era miembro de la corte austríaca, fue el producto de la sociedad aristocrática. Aceptó entonces la tradición militarista que venía con ella, pero se opuso más adelante. A los treinta años se empleó como tutora de las cuatro hijas de la familia Suttner. Allí conoció a su futuro marido. En 1876 estuvo durante un breve período en París para trabajar como secretaria de Alfred Nobel. Tras esto volvió para casarse con Arthur Gundaccar von Suttner. La familia de él desaprobó la unión así que durante los siguientes nueve años vivieron del fruto de sus trabajos.
Durante ese período Bertha escribió poesía, cuatro novelas y El inventario del alma, su primer libro ensayístico. Se trata de una obra con influencias de Spencer y Darwin en la que aspira a una sociedad que pueda hacer coincidir avances sociales con la paz. En 1885 fue aceptada por la familia Suttner y la pareja volvió a Austria donde Bertha escribió la mayor parte de sus libros, incluidas sus muchas novelas. Su vida estaba dedicada a la literatura hasta que entró en conocimiento de la Arbitrarían and Peace Association, en Londres, y otras organizaciones por la paz. Este tema fue incorporado en su segundo libro de ensayo La era de la máquina. Publicado en 1889, generó numerosos debates, y tuvo la triste virtud de adelantar los resultados del crecimiento armamentístico junto con el nacionalismo.
Su siguiente novela ¡Abajo las armas!, de 1889, de aplastante realismo, en la que una heroína sufre los desastres de la guerra, fue aceptada de inmediato por el público. A partir de esto se convirtió en una líder activa del movimiento por la paz: dio conferencias, organizó grupos y congresos, reclutó miembros. Fundó la revista pacifista Die Waffen Nieder, que dirigió hasta 1899. Sin duda sintió que el movimiento tenía éxito cuando Alfred Nobel le escribió diciéndole que pensaba implementar el Premio Nobel de la Paz.
Junto con su esposo trabajaron para conseguir apoyo para el Manifiesto del Zar. El documento es de Nicolás II de Rusia y lo escribió luego de la revolución de 1905. Ante el peligro inminente de que las masas derribaran la nobleza, por medio del manifiesto el Zar otorgó algunas libertades civiles. Suttner trabajó duramente para que se creara una Corte Permanente de Arbitraje. Su marido, Arthur, murió en 1902,
Casi recluida en Viena, salía sólo para misiones de paz que a veces Incluían largas y agotadoras giras. Recibió el Premio Nobel de la Paz en 11905. En agosto de 1913, enferma, dio una conferencia en el Congreso Internacional de la Paz en La Haya. Le dieron el premio como«generalísimo»del movimiento por la paz. Murió en junio de 1914, dos meses antes de que estallara la I Guerra Mundial que con tanta visión pudo preveer.



El artículo que he leído era de una naturaleza muy particular, pues no me ha informado sobre Bertha, me la ha presentado, me ha permitido conocerla, explorar su mente, su forma de pensar y me ha mostrado a su vez una forma completamente distinta a la mía de pensar. El ensayo me ha chocado mucho, me ha hecho reflexionar. Von Suttner sea probablemente de las personas más positivas del mundo, ella pensaba que todo el mundo tiene una parte buena, que todo se puede revertir y arreglar, que siempre hay una solución, un camino. Sus mensajes, sus ideales y su forma de pensar te hacen querer vivir, te dan fe y esperanza, en el mundo y en la humanidad. Me pregunto sinceramente cómo una persona rodeada por tanta guerra y masacre pudo mantener una actitud como esta. ¿No se sentiría acaso como un sueño fantasioso y ficticio? Tan importante fue y tan marcada dejó a la sociedad que la rodeaba que se le concedió un premio novel de la paz incluso y hoy en día, al menos yo, la considero una heroína, un ídolo. Es alguien a quien me es inevitable admirar y que a su vez, desde mi pesimista alma, envidio.

miércoles, 5 de febrero de 2020

Más luchadoras


Nos han contado tantas historias sobre princesas y príncipes, sobre dragones, brujas, hadas y cazadores. Que es inevitable que llegue un momento en que nos lo lleguemos a creer. Pero ¿Y si os dijera que nada de lo que os han contado es cierto? ¿Y si la verdadera historia no termina con un caballero que salva a la dama?
Jasmine era una princesa del imperio árabe que haciendo caso omiso a la sociedad decidió casarse con el hombre que realmente amaba, prefiriendo el amor verdadero antes que el dinero del sultán, su padre. Una princesa que huyó y se hizo pasar por pueblerina para ser así feliz. De Jasmine aprendí el verdadero valor del sacrificio.
Esmeralda, una gitana hermosa, con apenas dinero, sin familia, pero siempre con una sonrisa en el rostro. Dedicada a su mayor pasión, el baile. Una mujer que aún teniendo poco lo daría todo por los demás. Honesta y divertida. Que sobrevive por sí misma únicamente gracias a ella, sin la necesidad de nadie más. De Esmeralda aprendí el valor de la libertad.
Mérida, una pequeña princesa rebelde, de cabello alborotado, que se enfrenta a lo sociedad en la que vive, que se niega a coser y a vestirse como le ordenan, que cambia las agujas por flechas. Valiente y auténtica. Que se niega a callar y asumir el papel que se supone que debe ejercer. De Mérida aprendí que si hay algo que no coincide con tus valores debes luchar por cambiarlo.
Megara, princesa del inframundo, una chica que fue raptada por, nada más y nada menos, que el dios del infierno. Una chica humana, con coraje suficiente como para haber logrado sobrevivir en un mundo de dioses. De Megara aprendí que la inteligencia es lo único que puede mantenerte con vida.


Nos gustaban tanto los machistas cuentos de La Bella Durmiente, La Sirenita, Blancanieves, Cenicienta... Tantos clásicos que todos los conocemos de memoria. Pero nadie nos contó estas otras historias, y muchas más. Que con el paso del tiempo quedaron olvidadas, que no se cuentan. Pero que desde luego merecen la pena leer.
Porque a mi parecer no tiene sentido ninguno. De hecho, ¿Por qué no escribir sobre una princesa salvada por un dragón? ¿O un príncipe enamorado de una bruja? ¿O un brujo enamorado de una dragona? Tantas posibles variaciones y nosotros seguimos pensando de la forma más clásica y anticuada posible. ¿En serio, la dama en apuros que es salvada por su príncipe? Es tan típico y aburrido que me avergonzaría de escribir tal historia. Por favor, ya es momento de innovar, de cambiar las cosas, de darle una perspectiva nueva al mundo, incluso de hacer el opuesto. Que como sucede en ocasiones en la vida real, sea una valiente mujer luchadora la que salve al indefenso y aterrorizado hombre.

lunes, 20 de enero de 2020

Leon Tolstoi


"Yo pienso...Que si hay tantas opiniones como cabezas, hay igualmente tantas maneras de amar como corazones"

Esta es una de las más famosas citas del conocido autor ruso Leon Tolstoi. Con esta frase podemos vislumbrar al tipo de hombre que Tolstoi era. Un hombre con una mentalidad muy avanzada para su época, que se ha planteado a lo largo de su vida temas que no eran propios de aquel tiempo pero que a él le llevaron a grandes reflexiones filosóficas. Con esta simple frase hace una gran comparación entre la cabeza y el corazón. Que si bien es cierto que los diferencia, son en realidad iguales. Y que si cada cabeza piensa de una manera, por lo tanto, también cada corazón siente de una manera. Lo que inevitablemente nos lleva a distintas formas de pensar y de amar.


Leon Tolstoi (Liev Nikoláievich Tolstoi) fue un escritor ruso que nació el 9 de septiembre de 1828 en la propiedad familiar de Yásnaia Poliana (sur de Moscú). Tolstoi era hijo del conde Nokolai Ilich terrateniente, y de María Nikolaievna, princesa Volkonskaia.

Su primera infancia transcurrió en Yásnaia Poliana. En 1830 fallece su padre y cuando tenía nueve años, murió su madre. Los hermanos Tolstoi fueron confiados a la tutela de dos tías paternas y en 1841 pasó a vivir con una de ellas en la ciudad de Kazán. Recibió así educación de tutores franceses y alemanes y a los 16 años entra en la Universidad Kazán, donde cursó estudios de lenguas y leyes. En el año 1851 se incorporó al ejército y entró en contacto con los cosacos, que se convirtieron en los protagonistas de una de sus mejores novelas cortas, Los cosacos (1863). Como militar, participó contra los guerrilleros tártaros en los límites del Cáucaso y en la guerra de Crimea, en 1853.
Después, en 1856 se trasladó a San Petersgburgo y realizó innumerables viajes por el extranjero,  visitando escuelas alemanas y francesas. Y, más adelante, en Yásnaia Poliana creó para sus campesinos escuelas y centros de trabajo.
En 1862, se casó con Sofía Andréievna Bers, miembro de una culta familia de Moscú y durante los siguientes quince años formó una extensa familia (tuvo quince hijos).

Desde su juventud se esforzó por contribuir de manera práctica a la instrucción pública. De hecho, la idea que inspiró su primer libro "Las cuatro épocas del desarrollo" es profundamente simbólica. En dicha obra se propuso describir el proceso de formación del carácter del hombre, desde los primeros años, cuando comienza la vida espiritual, hasta la juventud, cuando esa vida ha adquirido su forma definitiva. Y además concluyó una obra autobiográfica, Infancia en 1852, a la que siguieron otras dos, Adolescencia (1854) y Juventud (1856).

Sus dos novelas principales son: Guerra y Paz (1865-1869) y Ana Karenina (1875-1877). Guerra y paz es un retablo de la vida rusa durante las guerras de Napoleón, siendo su obra maestra. Por otra parte, Ana Karenina, es una novela de costumbres de la sociedad rusa cuyo propósito moralizador no prevalece sobre su valor artístico.

Con 82 años, atormentado por la disparidad entre sus criterios morales y su riqueza material, y por las disputas con su mujer, que se oponía a deshacerse de sus posesiones, Tolstói, acompañado por su médico y la menor de sus hijas, se marchó de casa a escondidas en medio de la noche. Tres días más tarde, cayó enfermo de neumonía y, el 20 de noviembre de 1910, falleció en una estación de ferrocarril en Astápovo (hoy Lev Tolstói), provincia de Lípetsk. Fue enterrado sin ninguna ceremonia religiosa en una pequeña loma cercana a Yásnaia Poliana, el día 22 de noviembre de 1910. En el año 2001, un biznieto de Tolstói solicitó a la iglesia ortodoxa rusa la revocación de la excomunión pronunciada contra el escritor ruso. Fue excomulgado en 1901 por la visión del cristianismo que daba en sus obras.


viernes, 10 de enero de 2020

Charles Dickens


"Cada fracaso enseña al hombre algo que necesitaba aprender".
Esta es una de las frases más representativas o características de Charles John Huffam Dickens. Ahora veremos por qué.
Charles fue un escritor británico que nació el 7 de febrero de 1812, en Portsmouth, en el seno de una familia humilde. Hijo de John Dickens, oficinista de la Pagaduría de la Armada en el arsenal del puerto de Portsmouth, y de Elizabeth Barrow. Pasó la mayor parte de su infancia en Londres y Kent, lugares que aparecieron con frecuencia en sus obras.

Comenzó a asistir a la escuela a los nueve años de edad, pero sus estudios quedaron interrumpidos cuando su padre, un pequeño funcionario que fue encarcelado, en 1824 por no pagar sus deudas.
Con once años tuvo que ponerse a trabajar en la empresa londinense Warren's boot-blacking factory, una fábrica de betún para calzado, ubicada cerca de la estación ferroviaria Charing Cross. Esta experiencia, que más tarde describiría en su novela David Copperfield (1849-50), le produjo una sensación de humillación y abandono que le acompañó durante el resto de su vida. Entre 1824 y 1826 asistió de nuevo a la escuela, aunque la mayor parte de su educación fue autodidacta.
En 1827 consiguió un trabajo como secretario legal y, tras estudiar durante un breve periodo de tiempo el oficio, se convirtió en periodista en el Parlamento. En esa época conoció a María Beadnell, pero su familia lo rechazó como pretendiente por lo que tras cuatro años de relaciones, se separaron. Para entonces ya estaba trabajando como reportero en una publicación de su tío, The Mirror of Parliament, y para el periódico liberal The Morning Chronicle.
El éxito de este libro, titulado Los apuntes de Boz (1836), le permitió casarse con Catherine Hogarth en ese mismo año.
En 1842, impartió seminarios en los Estados Unidos en favor de un acuerdo internacional sobre propiedad intelectual y en contra de la esclavitud. En 1843 publicó Canción de Navidad, que se convirtió rápidamente en un clásico de la narrativa infantil. La incompatibilidad de caracteres y la relación del autor con la joven actriz Ellen Ternan, llevaron a la disolución de su matrimonio, en 1858, fruto del cual habían nacido diez hijos. En 1869 preside el Birmingham and Midland Institute.

Charles Dickens murió en Gad's Hill Place, Higham, Kent, Inglaterra, el 9 de junio de 1870 tras sufrir una apoplejía y fue enterrado cinco días más tarde en la abadía de Westminster. 

Capote

"Antes de negar con la cabeza, asegúrate de que la tienes" Truman Capote. En efecto esta es una de sus frases más conocidas ...