jueves, 20 de febrero de 2020

Nabokov



Vladimir Nabokov es un escritor ruso que nació el 23 (se dice también que el 22) de abril de 1899 en la casa de campo de la familia, Vyra, en la provincia de San Petersburgo, atendido por un ejército de más de 50 criados y pasó su primera infancia educado por institutrices inglesas y francesas, que serían sustituidas más tarde por preceptores rusos y alemanes. Es hijo de Vladimir Dmitrievich Nabokov, jurista y estadista, hijo de un ministro de Justicia bajo los zares y de la baronesa María Bon Korff, de hecho, me resulta curioso que heredara de su padre la pasión por las mariposas y el ajedrez.
Cursó estudios en el Prince Tenishev School entre 1910 y 1917, y en el Trinity College, Cambridge en 1922. Para escapar a la revolución bolchevique salió junto a su familia de Rusia (1919) y se radicó en Berlín, Alemania y para ganarse la vida enseñó inglés, fue profesor de tenis, y también creó crucigramas para el periódico ruso Rul de 1922 a 1937. Se forjó cierta reputación como escritor de ficción (en ruso) bajo el seudónimo de, V. Sirin. El joven exiliado comenzó a labrarse fama como escritor entre la colonia de exiliados rusos. También de entonces data su matrimonio con Vera, una rusa de ascendencia judía y su compañera de por vida.

 Después se trasladó a París (1937), entonces huyendo de los nazis y más tarde emigró a los Estados Unidos con su esposa e hijo (1940). Enseñó en Stanford durante el verano de 1941 y en Wellesley (1941-48); como especialista en mariposas. A partir de 1948 hasta 1959 dio clases en Cornell. Hablaba inglés desde que su niñez pero no comenzó a escribir en este idioma hasta después de su llegada a los EE.UU.

Su obra incluye poesía, ficción, drama, autobiografía, ensayos, traducciones, y crítica literaria, así como trabajos sobre mariposas y ajedrez. Es popularmente conocido por su novela, Lolita (1955) extraordinaria novela, donde Humbert, un hombre mayor, se enamora de una niña de 12 años, Lolita, y la seduce. Los editores americanos temieron lo peor y tardaron en publicarla. Apareció primero en Francia, y tras diversos escándalos y la publicidad que obtuvo, salió en USA (1958), donde consiguió un éxito perdurable. Escribió además Pálido fuego, Ada o el ardor, ¡Mirad a los arlequines! o La dádiva que figuran entre las obras maestras de la literatura de todos los tiempos. Muchos críticos y moralistas atacaron a su novela Lolita que se convirtió en un bestseller tras publicarse cuando ya había cumplido los 56 años y que le dio el reconocimiento y la fama internacional. En 1959 se estableció en Suiza. Y falleció el 2 de julio de 1977, en Montreux, Suiza.



Respecto a su obra Lolita:

Hoy en día ya está mal visto, pero no hace tanto tiempo que podía ser perfectamente normal encontrar a una niña, saliendo con alguien del doble, o incluso en ocasiones el triple, de su edad. Antiguamente encontrábamos matrimonios por conveniencia en los que nada más nacer ya le pertenecías enteramente a otra persona. Y no era raro encontrar a niñas embarazadas o ya con hijos, cuando tal vez aún no se habían si quiera terminado de desarrollar.
Este hombre en su libro lleva a cabo una sexualización de la mujer. Viéndola únicamente con ojos perversos del ámbito sexual. He captado el trasfondo de la misoginia en las palabras de este autor y es que no es el amor hacia la mujer lo que impulsa sus palabras, sino esa necesidad, la atracción hacia las "nínfulas" como el suele llamarlas. Describiendo a la mujer como se hacía antes, como un pecado, como un pequeño demonio que tiene un cuerpo de infarto.
En este libro en concreto se toma a la ligera esta sexualización, el personaje principal, en la mayoría de las ocasiones no se da cuenta de que lo que tiene es una enfermedad mental real, que le hace ver cosas que no son reales, como por ejemplo el lado erótico de una pequeña niña. Y una vez más la mujer es vendida como si se tratara de un juguete sexual, como si su existencia se redujera a hacer sufrir a los hombres, mostrándonos ese lado tan duro de la sociedad que hace que las chicas no seamos consideradas humanas.  
Lo peor es que ahora vociferamos nuestra igualdad, celebramos que todos somos iguales y en realidad aún quedan cosas, tan arraigadas que ni si quiera nos damos cuenta de ello. Aún nos queda un largo camino que recorrer, muchas huellas que dejar en este camino y por supuesto infinidad de muros por derribar, pero hoy centrémonos en hacer conscientes a todas esas niñas que creen ser amadas y en realidad solo están siendo utilizadas. Este no es un libro, es la realidad descrita con tinta en hojas de papel.  


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