miércoles, 20 de noviembre de 2019

Voltaire


François Marie Arouet (Voltaire) nació el 21 de noviembre de 1694 en París y murió en este mismo lugar en el año  1778, siendo sepultado en el monasterio benedictino de Scellières, cerca de Troyes. Cabe destacar que años después, en 1791, sus cenizas fueron trasladas con gran ceremonia al Panteón de Hombres Ilustres, también en París.

Fue el último de los cinco hijos del notario François Arouet, su madre, Marie Marguerite d'Aumary, falleció cuando él cumplía los siete años de edad. Cursó estudios con los jesuitas, destacó precozmente por su ingenio, obtuvo el cargo de secretario de la embajada francesa en La Haya, trabajo del que es expulsado debido a ciertas relaciones amorosas. Desde 1718 adoptó definitivamente el seudónimo de Voltaire (anagrama de árouet le Jeune o del lugar de origen de su padre, Air-vault). Entre otros oficios, ejerció los de agricultor, arquitecto, relojero, industrial... Todos ellos con éxitos rotundos. Además, se dice de él que pagaba a sus trabajadores los mejores sueldos de toda Francia.

Representante de la Ilustración francesa, difusor de ideas liberales, llevó una vida agitada como intelectual perseguido. Enemigo de los Jesuitas, de la superstición y de la hipocresía religiosa. Consiguió introducirse en la alta nobleza como literato de la corte y tuvo algunos problemas con la justicia. Fue encarcelado dos veces y en la segunda fue debido a una discusión con un miembro de una ilustre familia francesa. Le liberaron después de dos semanas tras su promesa de abandonar Francia. Vivió durante dos años en la capital inglesa. Escribió dos ensayos en inglés: uno sobre la poesía épica y otro sobre la historia de las guerras civiles francesas.

Escribió obras de teatro, novelas, cuentos, sátiras y poemas breves. Viajó frecuentemente a París y Versalles, donde, gracias a la influencia de la marquesa de Pompadour, se convirtió en uno de los favoritos de la Corte. Fue nombrado historiador de Francia y más tarde caballero de la Cámara Real. Y le eligieron miembro de la Academia Francesa. Tiempo después también se trasladó a Alemania y se estableció en Ferney, donde pasó el resto de su vida y donde finalizó también algunas de sus obras.


"El trabajo aleja de nosotros tres grandes males: el aburrimiento, el vicio y la necesidad"
Esta es una de sus frases más famosas, en la que trata de preguntarnos sobre otra gran cuestión, ya no solo de aquellas cosas positivas que el trabajo nos aporta y que son imposibles de conseguir a través del ocio, sino que además nos plantea la gran cuestión del conformismo y el inconformismo.
Voltaire sostiene que todos los sucesos están encadenados en el mejor de los mundos posibles y por ello debemos buscar una forma de conformarnos, por ello él, ve el trabajo como algo enteramente positivo, creyendo así que el trabajo y por consiguiente también la investigación son lo único que puede contribuir a la humanidad. Viendo inevitablemente entonces el trabajo como algo dignificador. 
Es la sencillez de la vida lo realmente valioso, las personas de verdadero valor para la humanidad son aquellas que hacen logros, mediante el esfuerzo y el trabajo. De hecho otra de sus expresiones más representativas es "todos debemos cultivar la huerta", con lo que pretende expresar que todos debiéramos dedicarnos a nuestras vidas, a nuestro saber, conocimiento, esfuerzo y trabajo. Porque Voltaire se caracteriza por su forma de pensamiento ilustrado, defendiendo la teoría de que las claves de la humanidad son el racionalismo y el progreso, y es que Voltaire está completamente a favor del análisis racional y analítico de todo, ya que si las bases del pensamiento son irracionales se pueden dar y lo más probable es que se den pensamientos falsos o negativos.
Debo admitir que estoy a favor de casi todas las ideas de Voltaire, el trabajo aporta una satisfacción personal que ninguna otra cosa nos podrá dar jamás, además del sentimiento de sentir que somos útiles, que estamos sujetos a algo mayor. Quizá este pensamiento corresponde con el mío porque se trata de una forma de conformismo, puesto yo en mi condición no puedo permitirme el no trabajar y pensando de esta manera obtenga consuelo y justificación.
Dado a que se trata de un tema social no podemos llegar tampoco a una conclusión final acertada o totalmente correcta, cada uno que sostenga la teoría que crea cierta o que le ayude a seguir adelante. No sé en lo que al resto de personas se refiere, pero para mí es sencillamente mejor pensar que lo que hago en mi día a día sirve para algo, que estoy contribuyendo a construir un mundo mejor, a que la humanidad progrese. Y si no soy capaz de llegar hasta tal punto, al menos sí a creer que por lo menos estoy construyendo a una persona mejor, más formada, más sabia, más preparada y esto ya se puede constituir como todo un logro.

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